La explicación que da Felipe Calderón sobre la masacre del centro de rehabilitación El Aliviane de ciudad Juárez, en el sentido de que es un acto de disputa de mercado y territorio de los carteles de narcotraficantes, no nos satisface:
Si fuera cierto que una de las bandas del mal decidió eliminar a una célula de la otra, el centro de rehabilitación estaría mínimamente, artillado, cuando no blindado, como los vehículos y locales de quienes por su posición esperan una agresión de este calibre.
Lo que vimos fue un asalto artero que se parece mucho más a un acto de limpia étnica, al estilo de los que ocurrieron en las guerras de los Balcanes.
Independientemente de la responsabilidad penal o no que tuvieran los hoy occisos, lo cierto es que ahí acudían, habitaban y trabajaban muchachos y hombres adictos que, ante la incapacidad oficial por atender este tremendo problema, intentaban salir del hoyo que debe significar depender de una sustancia que luego no se puede adquirir, porque es ilegal, porque es cara, porque se es desempleado y, para coronar, apestado y discriminado, circunstancias éstas últimas que además les impiden conseguir modo honesto de vivir.
Sumemos a ello lo que atinadamente denunció Víctor Quintana, diputado local del Prd, que apenas ayer el secretario de seguridad del estado había dicho que ahí se reclutan los soldados del crimen de más bajo nivel; y las irresponsables declaraciones de la procuradora general de justicia, señalando que los sacrificados tenían antecedentes penales y tendremos el cuadro completo:
Para nosotros es el acto de escuadrones de la muerte que han llevado al extremo las teorías que por acá conocimos como campañas de cero tolerancia. Nos referimos a la creencia por demás infundada de que evitando las faltas pequeñas, se previenen los grandes crímenes.
No dudamos que haya adictos culpables de lo que sea, pero si era así, ¿por qué andaban libres? Si se tiene tal certeza, ¿por qué no hemos sabido de acciones consecuentes con esta información?
Pero en todo caso, nuestra convicción es que hasta el más desalmado de los maleantes tiene derecho a un juicio y a la posibilidad de la defensa legal. Si no se hace así, será en la oscuridad donde se decida quién debe ser ejecutado o no. Y entonces todos estaremos expuestos a ser víctimas en actos como el de ayer 2 de septiembre de 2009.
Consecuentes, exigimos esclarecimiento de los hechos; castigo a los responsables —a los materiales y a los intelectuales— y para garantizar que no vuelva a suceder, políticas y acciones gubernamentales que nos protejan, no sólo del crimen, sino de quienes con el pretexto de combatirlo están desplazando a las instituciones legalmente constituidas.
Colectivo La gota
No hay comentarios.:
Publicar un comentario