Por Alfredo Velarde
Tres años después de la batalla del 14 de junio de 2006 , cuando los contingentes insurrectos de la Sección 22 del Magisterio Oaxaqueño , así como del amplio y decidido mosaico policromo de combativos contingentes (urbanos y rurales) integrantes de la APPO y que entonces resistieron con ferocidad a la brutal embestida criminal de las fuerzas represivas del Estado, de nuevo marcharon para conmemorar la efeméride que, de paso, disolvió las dudas y especulaciones entre quienes afirmaban que el amplio y esperanzador movimiento popular oaxaqueño, simplemente, había desaparecido en medio de su derrota ulterior. Pero no. Si se recuerda, el movimiento de la APPO del 2006, que llamó poderosamente la atención nacional e internacional, se había propuesto la remoción y el enjuiciamiento del siniestro gobernador de la entidad, Ulises Ruiz Ortiz , y de personeros directamente involucrados en la corrupción casi proverbial de todos los gobiernos priístas, a lo que se agrega ahora la hasta hoy impune represión dirigida por el secretario de gobierno,Jorge Franco Vargas , actual candidato y muñeco de cera del PRI a una diputación federal masivamente repudiada.
Tres años después, por eso, la inmensa movilización de la APPO , que recorrió la carretera internacional Cristóbal Colón para arribar horas después al centro histórico de la ciudad capital del estado, donde se escenificó la batalla campal de aquel 14 de junio del 2006, demostró que la APPO vive y que se apura a reconstituir el tejido relacional entre las diversas expresiones de un movimiento multitudinario en justa lucha por las mismas banderas a fin de relanzarlo, precisamente cuando se ha hecho del todo clara la naturaleza antipopular del gobierno oaxaqueño; la creciente criminalización de la protesta social en Oaxaca y en México todo; la sistemática violación de los derechos humanosque persiste contumaz en todas partes; y el injusto encarcelamiento de presos de conciencia con amañados procesos bajo consigna de muchos luchadores sociales en la entidad, mientras la militarización del país parece avanzar implacable en medio de una creciente inconformidad social . ¿Qué cuáles son –me pregunto- las razones capaces de explicar el mantenimiento de la indoblegable lucha oaxaqueña? Precisamente aquellas que enumero al final del párrafo anterior, ahora complicadas por la puesta en marcha de un sofisticado pero no por ello menos burdo mecanismo preparatorio de la violación a la voluntad popular, merced a un ya cantado fraude electoral en la sureña entidad, y que, sin duda, elevará enormemente la temperatura social del descontento, pues la movilización de este 14 de junio -para quienes lo dudaran- demostró que el horno no está para bollos.
En este sentido, tres años después del portentoso movimiento general de extendida insumisión social en contra del fraudulento y genocida sátrapa impuesto y sostenido en la titularidad del poder ejecutivo local, por los poderes fácticos de Oaxaca (y del propio gobierno federal), se antoja como un ejercicio obligado, el evocar la imaginativa iniciativa de contrapoder popular autónomo y en lucha antigubernamental, que cristalizó en la APPO. Por principio de cuentas, parece muy claro que un primer aporte a las luchas de resistencia mexicanas que se libran por doquier, estuvo dado por la revulsiva renovación de los términos bajo los cuales la APPO concibió su inserción deliberativa y organizada para una lucha que quiso –y desea aún- tomar el cielo por asalto , a fin de transformar de raíz la secular y hasta hoy injusta forma de ejercer despóticamente un poder heterónomo y arbitrariamente reglamentador que deberá subvertirse junto al conjunto del que impera en el país, tarde o temprano, para edificar otro futuro distinto y mejor.
En este mismo orden de ideas, si bien el movimiento de la APPO no logró el tan trascendental como necesario y urgente propósito deferido hasta hoy que señalo, sí contribuyó con su esforzada lucha inclaudicable a despertar a miles y miles de oaxaqueños a la conciencia política , para además legar al amplio acerbo de las experiencias de lucha militante del nuevo siglo XXI en el país, una riquísima e incluyente experiencia organizativa y de la cual resulta imperativo saber extraer sus lecciones para un balance atemperado y constructivo, a fin de tipificar y caracterizar los importantes alcances de la APPO que vive, pero también de sus límites objetivos que se tradujeron en la incapacidad, hasta nuestros días y 3 años después, a deponer por la vía de los hechos a la gubernativa figura criminal del sátrapa Ulises Ruiz y su gabinete de delincuentes que ahora preparan un nuevo fraude electoral.
En este sentido, creo estar en lo cierto cuando considero que la organización-enjambre que la APPO galvanizó para su lucha toral, fue una capaz de constituir una modalidad de confluencia multitudinaria en resistencia autónoma que logró – temporalmente- un contrapoder popular en rebeldía , el cual, entre sus más importantes hallazgos, fue el de la demostración empírica de un hecho incontrovertible. ¿Cuál es éste? Nada más pero nada menos que, cuando ese plexo de singularidades que es la siempre poliédricamultitud unitaria y en lucha que representó (obrera, campesina, juvenil, indígena, civil, etc.), se organiza para la lucha económica, política, social, cultural, étnica, ecológica, contra el disciplinario poder del capital, como en el México oligarcocrático , de la mano de su Estado policiaco-militar , emerge laingobernabilidad como un rotundo poder de veto ante la discrecional y atrabiliaria política de los poderes institucionales en crisis. Pero además, esaingobernabilidad temporal que la APPO logró, no debe confundirse con el muy real vacío de poder que existe en México en tanto que expresión de lacrisis de representación que del poder ejecutivo al legislativo y el judicial existen en el país, en medio de un conglomerado creciente de resistencias colectivas y que a la luz del presente debemos propugnar tanto por su potenciación, como por su confluencia en el hasta hoy fallido intento por conformar la Asamblea Popular de los Pueblos de México , que la APPO anticipó. He ahí su cardinal aporte y su gran lección
Centro Independiente de Informacion Nacional
miércoles, 8 de julio de 2009
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