Centro Independiente de Informacion Nacional

jueves, 10 de marzo de 2011

ARMAS GRINGAS PARA MATAR MEXICANOS

Por Arturo Miranda Ramírez


El asesinato del agente norteamericano Jaime Zapata el 15 de febrero pasado, presuntamente por narcotraficantes asentados en el estado de San Luis Potosí, dejó al descubierto el escandaloso tráfico de armas de alto poder con las cuales hemos tenido que lamentar la muerte de más de 35 mil mexicanos tan solo en lo que va del actual sexenio y la creciente pérdida de la soberanía nacional, debido a la anuencia del gobierno mexicano, para que agentes de los Estados Unidos intervengan de manera directa en nuestro país, con el pretexto de superar su incapacidad al combate a las bandas delincuenciales que han generado la creciente inseguridad, sobre todo en los estados de la frontera norte y algunos del interior como el estado de Guerrero, donde diariamente se viven crímenes horrendos jamás antes vistos.


El asesinato del agente norteamericano en menos de 48  horas fue desentrañado y los presuntos asesinos capturados, al tiempo que miles de mexicanos que han sido asesinados desaparecidos, secuestrados, extorsionados, etc., no han corrido igual suerte; sus casos quedan en el olvido y los afectados sometidos a la indefensión absoluta. ¿Cuántos de esos crímenes fueron consumados con las armas introducidas por la Oficina de Alcohol y Explosivos de los Estados Unidos con el supuesto de tratar de "ubicar a los cárteles mexicanos"? Uno se pregunta ¿Y qué hubiera pasado si las armas detectadas en el asesinato del agente norteamericano hubiesen provenido de Cuba, Venezuela, Libia, Irán u otro país perteneciente al llamado "eje del mal" concebido por el psicópata George W. Bush? Seguramente que las agencias informativas al servicio del imperio entre ellas Televisa y TV- Aztecas, ya estarían  haciendo el mayor escándalo del mundo exigiendo mínimo, la ruptura de relaciones diplomáticas con los gobiernos de esos país o pidiendo que los miles de soldados norteamericanos destacados en las cercanía de nuestra frontera norte, invadieran México para salvarnos de tan "grave amenaza";  por el contrario, han guardado un silencio cómplice de la misma manera que el gobierno de la república no ha sido capaz de elevar su voz de protesta por tan grave atentado a nuestra soberanía nacional, concretándose apenas a pedir "gentilmente una explicación" al respecto, al tiempo que el gobierno de Obama declara cínicamente que no tenía conocimiento de la masiva introducción ilegal de armas a nuestro país por una de sus dependencias. ¿Habrá quien se lo crea? ¿Será casual que también varios de los líderes de algunos cárteles del narcotráfico, como "la Barbie" y "el Padrino" entre otros, reconozcan que llegaron del país del norte a regar de cadáveres descuartizados en calles y cementerios clandestinos en México?


Por todo ello, la hipótesis expuesta en otras ocasiones tiende a confirmarse, con base en investigaciones serias a nivel internacional y evidencias a nivel nacional, de que la inseguridad y los crímenes cotidianos podrían ser inducido desde el país del norte con el propósito, entre otros de hacernos sentir: 1) Que padecemos un "gobierno fallido", es decir, incapaz de parar la violencia; 2) La necesidad de una mayor intervención del gobierno norteamericano "para que nos vengan a salvar" de tal situación que ellos mismos provocan; 3) Que frente al poderoso armamento en manos de los grupos delincuenciales, el gobierno mexicano no le queda de otras que canalizar menos recursos a la salud, la educación y otros rubros fundamentales y más a la adquisición de infraestructura, compra de armamento más sofisticado, la contratación de más policías y militares que luego son sometidos a cursos  de  enajenación en escuelas de entrenamiento militar en Israel y los EEUU, más que para combatir el narcotráfico, a fortalecer sus aparatos de espionaje y de persecución a los movimientos sociales y revolucionarios como lo hacen en Colombia, un país prácticamente invadido por los norteamericanos con el pretexto de combatir el narcotráfico y lo que han logrado es convertirlo en el principal productor y exportador de estupefacientes de toda América Latina. El Plan Mérida se materializa en la acelerada pérdida de nuestra soberanía nacional.


Seguramente que si el gobierno mexicano aprobó por presiones u otros compromisos diplomáticos la introducción de esas armas a nuestro país, no sólo es corresponsable de la muerte de los miles de mexicanos a manos de la delincuencia, sino también de la violación flagrante de la soberanía nacional que por mandato constitucional el presidente de la república está obligado  a preservar y  al no cumplirlo, se hace acreedor a un juicio político y a su destitución. El silencio del gobierno mexicano ante tan repugnante hecho, corrobora que tenía conocimiento del tráfico de las armas destinadas a los narcotraficantes y de las consecuencias que ello implica. ¿Qué hacer?

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