Centro Independiente de Informacion Nacional

lunes, 5 de octubre de 2009

Para los niños...

Mumia Abu-Jamal

La próxima vez que escuche a un político prometer hacer algo "para los
niños", tal vez se me vuelva el estómago.

Si una sola cosa queda claro en esta nación es que las niñas y los niños
son odiados. Ah, no usamos esta palabra para describir nuestra relación
con ellos, pero si examinamos con honestidad las interacciones,
encontramos que sería difícil describirlas de otra manera que no sea del
odio.

Durante varios meses he estado leyendo, estudiando y considerando el
sistema de educación pública de la nación. He leído los clásicos en el
campo, como el libro de Jonathan Kozol de 1967, Death At An Early Age
(La muerte en una edad temprana),  un impactante relato de sus años como
¡suplente permanente! en las escuelas para la población negra de la
comunidad Roxbury en Boston, donde llevaron a las niñas y los niños a
los sótanos fríos y húmedos para golpearlos con palos de mimbre.

Pero lo que pasó en esos oscuros sótanos, que sin lugar a duda era
dramático y deplorable, no podría ser mucho peor que la sistemática
carnicería cerebral contra decenas de miles de niñas y niños quienes
eran, para citar a Kozol, "mentalmente decapitados" por un sistema
escolar racista y separado.

A decir verdad, un estudio de cualquier ciudad grande de Estados Unidos
hubiera producido resultados similares ––Harlem, Chicago, Filadelfia,
Baltimore–– porque el índice nacional de abandono escolar prematuro es 50%.

Las escuelas públicas son lugares a donde van los niños y niñas para que
el sistema educativo les mate a la mente y el alma.

¿Y qué es la guerra sino el sacrificio de los jóvenes a mano de los
viejos en batallas que a menudo no tengan sentido? ¿Qué es la llamada
"guerra contra el terror" sino una absurda consigna utilizada para
vender mentiras como las "armas de destrucción masiva"?

¿Y qué son los soldados sino niños en su mayoría, moldeados para ser
lunáticos que pelean y mueren para que los viejos ricos puedan
enriquecerse aún más?

 Diariamente drogamos a millones de niñas y niños escolares, algunos
que apenas tienen 4 años, con el ritalin porque decimos que son
hiperactivos o que padecen el síndrome de atención deficiente, el cual
significa que no se mantienen quietos mientras los aburrimos a muerte
con lo que llamamos en broma "la educación".

"Para los niños" dejamos un planeta envenenado y enfermo, una economía
que camina con muletas y un mundo que hierve con odio a los padres.

¿No es hora de que dejemos de hacerles daño a las niñas y los niños?

Desde el corredor de la muerte soy Mumia Abu-Jamal.

(c) '09 maj
escrito 19 de septiembre de 2009

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