Los lamentables asesinatos de luchadores sociales y contra la población pobre (mayoritariamente) nos llena de preocupación.
Efectivamente: hay que protestar y denunciar; el problema es cómo y lo decimos por lo antecedentes, si bien es cierto que Marisela Escobedo Ortiz estaba en lo correcto en exigir esclarecer el asesinato de su hija Rubí y que los Reyes Salazar también y que los menonitas del municipio de Galeana (todos de Chihuahua) también estaban en línea, y que Don Leopoldo Valenzuela Escobar estaba haciendo lo necesario para que liberar a su hijo, lo cierto que todos terminaron acribillados y no basto la indignación de los pobladores del municipio de Nuevo Ideal, Durango para evitarlo; el problema es de preocupar porque lejos de inhibir la violencia la reafirman asesinando a los hombres y mujeres y niños que exigen justicia.
Don Polo (léalo con mayúscula) nunca supo de organismos de derechos humanos simplemente sabia que el amor por "Polito" no engaña: y por ese amor, que no engaña, prefirió que lo acribillaran; "me harían un gran favor si me mataran" y lo mataron.
Pues bien, entonces la situación es sumamente compleja, anteriormente señalamos que los luchadores sociales deben tomar las precauciones habidas y por haber; primero se debe analizar si es necesario que los familiares directos participen en las protestas públicas, por la sencilla razón que luego son asesinados y en su lugar que participen otros agredidos y viceversa: no podemos callar pero tampoco debemos arriesgar.
No estamos proponiendo quedarnos callados sino como protestar sin arriesgar la vida (o por lo menos prevenir) tampoco estamos diciendo que otros que están completamente alejados de los riesgos y que por mezquinos intereses políticos (así se digan de izquierda) se quieran convertir en la voz de las víctimas.
Es muy probable que la escalada de violencia detone una amplia movilización popular, pero mientras no suceda debemos pensar si la táctica es la correcta.
Efectivamente; la presión hecha por la familia Reyes Salazar y solidarios obligo a que "presentaran" a sus querientes asesinados y de paso exculpar de los hechos al Estado mexicano, pero el asunto no termina ahí, debemos evitar que familias enteras sean acribilladas.
Tampoco somos tan ingenuos para aceptar el término de "levantón" porque ellos saben que la desaparición de personas es un delito de lesa humanidad como lo contemplan las leyes nacionales e internacionales, tampoco somos bobos para no creer (dicho por los propios carteles) que el gobierno espurio apoya a un sector de los carteles; ahora el punto no es si es espurio o alcohólico o si apoya a tal o cual cartel sino como metió a un laberinto macabro a miles de inocentes y ver si estamos atrapados con salida.
El país está lleno de estas historias y si nos explicamos cabalmente el clamor de justicia de los familiares necesariamente debemos llegar a la conclusión que se están inmolando.
La exigencia de un cambio en el país no es nada nuevo desde 1988 cuando le robaron la presidencia a Cuauhtémoc Cárdenas y en el 2006 a López Obrador había signos del malestar popular, sería bueno preguntarle a Cárdenas y a López Obrador si valió la pena asumir una posición funcional al Estado mediatizando la ira popular.
El control que ambos dirigentes sobre las masas, mediatizándolas, incluso AMLO ufanándose que en sus concentraciones no se rompía ni un cristal; ¿Creerá AMLO que sus aspiraciones presidenciales esta por arriba de la seguridad del país?
Así como el pueblo mando al baúl de la historia a Cárdenas, AMLO peligrosamente se acerca a su derrota; si bien es cierto que la mayoría de la población reconoce su triunfo y el fraude, también mayoritariamente reconoce que tomo una actitud funcional al Estado, priorizado sus aspiraciones personales.
No hay fuerza del Estado que pueda doblegar el poder popular, en el Medio Oriente esta la muestra y aquí cerquita con la APPO en Oaxaca se reafirma.
Millones de personas se movilizaron y si la dirección Lopezobradorista hubiera sido consecuente Felipe Calderón no estaría en estos momentos en la presidencia de la republica.
Más de 30 mil asesinatos se hubieran evitado si se motivara la participación deliberada del pueblo; pero bueno esto es pasado.
Lo cierto que ya estamos en esta realidad y lo menos que puede hacer el pueblo y los luchadores sociales es convertirse en esclavos de la precaución. De cualquier forma las respuestas son diversas y me queda claro que en Ascensión y Galeana, Chihuahua ni las fuerzas del Estado ni el "crimen organizado" las tienen todas consigo.
Hace algunos meses en la plaza pública de Ascensión fueron linchados dos sicarios que fueron golpeados hasta morir, habían secuestrado a una joven de 17 años; cuatro más fueron rescatados por la policía federal y el ejército, el pueblo indignado solicito que la presencia de los cuerpos de seguridad de los tres niveles de gobierno salieran del poblado que el pueblo armado tomaría en sus manos la seguridad de la comunidad.
En Santiago Papasquiaro, Durango fueron asesinadas dos jóvenes del municipio de Canelas en el velorio el pueblo acordó ir en caravana hacer justicia por su propia mano. Algo similar paso en Galeana, en Yecora Sonora y en Valparaíso Zacatecas.
Los luchadores sociales debemos estar alertas, Lo sucedido con los Reyes Salazar, de Marisela Escobedo, no debe repetirse; es posible se pueda evitar. Y el pueblo parece que no aguanta más.
Cesar del Pardo Escalante
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