Eugenia Gutiérrez
La sangre ya estaba seca. Los moretones y las huellas de tortura se disimulaban bajo un par de gorras blancas. Era octubre de 1999 y nos miraban, serios, detrás de un cristal. Bajo una lluvia de flashes fueron presentados, después de varios días de desaparición, como Antonio y Aurora, comandantes. En el operativo para detenerlos en la Ciudad de México y en San Luis Potosí participaron Genaro García Luna (actual secretario de Seguridad Pública), Wilfrido Robledo Madrid, Jorge Madrazo Cuéllar y Mariano Herrán Salvatti.
Hoy se les conoce como Jacobo Silva Nogales y Gloria Arenas Agis, se sabe que su cargo es rebelión y se informa que el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Penal y Administrativa del Vigésimo Primer Circuito de Acapulco, Guerrero, reconoce que ya compurgaron su sentencia. Esta mañana, sus familiares y amigos informaron en conferencia de prensa que Gloria y Jacobo han obtenido un segundo amparo, el que interpusieron como recurso en octubre de 2008 frente a dicho Tribunal.
En el boletín de prensa elaborado por el Comité Verdad, Justicia y Libertad “Jacobo y Gloria” y por el Colectivo contra la Tortura y la Impunidad se informa que, de acuerdo a la notificación que se le hizo a Jacobo Silva Nogales hace un par de días en el penal de máxima seguridad del Estado de México en el que se encuentra recluido, “procede conceder amparo y protección de justicia federal de manera lisa y llana”, por lo que se les debe otorgar “inmediata libertad por compurgación de sentencia”.
Sin embargo, ni Gloria ni Jacobo han sido liberados. Gloria Arenas ni siquiera ha sido notificada aún del resultado favorable del amparo. De hecho, dice el boletín, ambos “tienen fuertes sospechas de que se les intentará aprehender una vez más al momento de sacarlos de los penales en donde se encuentran, inventándoles un nuevo proceso”.
Desde los años del poder de Ernesto Zedillo y a lo largo de los sexenios panistas, Gloria y Jacobo han vivido toda clase de abusos de autoridad y violaciones a sus derechos humanos. No se les ha permitido verse ni platicar un solo instante, además de que pasaron más de ocho años sin ver a su hija Leonor. Hoy, las autoridades mexicanas parecen decididas a seguir practicando sobre ellos la crueldad institucional, pues mantienen en prisión a dos personas cuya libertad inmediata debió hacerse efectiva días atrás.
Desde su prisión, Jacobo y Gloria se han ganado el respeto de mucha gente a base de congruencia, dignidad y perseverancia. Se les conoce en México y en el mundo por la entereza con que han luchado en busca de la justicia. Como bien señalan los grupos de derechos humanos que se reunieron hoy, impedir su liberación y reaprehenderlos por un nuevo cargo confirmaría lo que ya sabemos, “que en México no existe el debido proceso y que las leyes se manejan a discreción por intereses políticos”.
Pero el impecable trabajo jurídico que ha realizado Jacobo Silva Nogales sin ser abogado, sin tener a mano las leyes, casi en solitario y desde lo que él mismo ha llamado “el lugar más profundo de las grutas” sienta un inesperado precedente en la lucha por la libertad de todas y todos los presos políticos de nuestro país.
Ciudad de México, 19 de marzo, 2009
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¡¡LIBERTAD A GLORIA ARENAS!!
¡¡LIBERTAD A JACOBO SILVA!!
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jueves, 26 de marzo de 2009
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