Centro Independiente de Informacion Nacional

miércoles, 11 de mayo de 2011

8 de mayo: ¡Fuera Calderón!

No + Sangre

¡Fuera Calderón!

Rebasado el Zócalo de la Capital

Grupo de Acción Revolucionaria

Este domingo se colmó el zócalo de la Ciudad de México en una impresionante movilización que no sólo demostró su resistencia, al partir desde la ciudad de Cuernavaca y además atravesar más de la mitad de la capital del país a pie, sino también el hartazgo total por la pesadilla que representa el gobierno de Felipe Calderón. Fue la respuesta a un desafiante Calderón que previo a iniciar la movilización se ufanaba de no regresar a ningún militar a sus cuarteles pese a las voces "mal intencionadas o con buenas intenciones que exigen el fin de la guerra".

La marcha pisoteó los discursos y la verborrea que justifica una guerra contra el pueblo en la defensa de los intereses del imperialismo estadounidense. Haya sido en silencio o a los mil gritos que desgarraron hasta al mismo aire, la idea durante la movilización fue clara: el fin de la guerra de calderón. Por supuesto que esto no se vio reflejado en los titulares de la mayor parte de los medios al servicio del Estado que, contraviniendo lo anterior, se atrevieron a caracterizar la movilización como un mero "cambio de estrategia"; lo que no necesariamente pasaría ni por lo más esencial para desbaratar del episodio bélico del Estado contra el pueblo: el retorno de las fuerzas armadas a los cuarteles.

Sin confusión
El 8 mayo de 2011 distó sustancialmente, enormemente, del 30 de agosto de 2008 cuando se "iluminó México", o de la primera "marcha blanca" que convocó la iglesia y los sectores más recalcitrantes de la burguesía nacional protegidos bajo el mote de "sociedad civil", no para defender la seguridad de los ciudadanos sino para reclamar el Estado militar que finalmente alcanzaron.

Miranda De Wallace, de México Unido contra la delincuencia, quien desea que nadie cuestione al ejército en sus acciones, la misma que pertenece al sector de la burguesía nacional que acusaba a Amnistía Internacional de colusión con el narco por exigir el retorno de los militares a los cuarteles, encabezaba también la movilización del día domingo. Constantemente Calderón ha utilizado como pretexto las pasadas movilizaciones convocadas por estos personajes y sus organizaciones, para aumentar la presencia militar en las calles "porque así se alcanzará la tranquilidad que demanda la sociedad civil".

Pero el principal peligro contra la tranquilidad cotidiana está representado por el "gatillo fácil" del ejército y su complicidad junto con la policía, los agentes migratorios, y los servicios de espionaje y represión con el narcotráfico. Incluso el asesinato del hijo de Sicilia ha puesto de manifiesto la responsabilidad del aparato judicial y policial y la estructura de gobierno del estado de Morelos, principalmente del gobernador, que se adjudica la libertad de no mover ni un solo dedo, favoreciendo a las bandas de narcotraficantes.

El hallazgo de fosas clandestinas, apresuradamente llamadas narcofosas, recuerda los entierros masivos de luchadores sociales y compañeros en Nicaragua y Colombia hechos por militares entrenados en la Escuela de la Américas bajo la tutela del imperialismo estadounidense; es exactamente el mismo estilo. Y para rematar, complementado con una Ley de Seguridad Nacional que pretende salvaguardar la integridad de  las cúpulas que gobiernan los aparatos castrenses y de seguridad del Estado.

A diferencia de lo que reclama De Wallace, para establecer una seguridad y tranquilidad ciudadana es necesario acabar con el Estado Militar y de ningún modo reclamar su fortalecimiento.

Pero la participación de Morera, De Wallace, de la Conferencia del Episcopado Mexicano que al igual que algunos sectores de la Coparmex, llamaron a sumarse a la movilización, es parte de un operativo político de carácter electoral que pretende centrar la agenda de discusión en la defensa de las instituciones del Estado. Ninguno de ellos tiene el propósito de defender las libertades democráticas contra los atropellos del ejército y las policías. Estos grupos pretenden defender la agenda electoral del gobierno, que gira en una pretendida recuperación económica de trabajos precarios y en negro y salarios inferiores a la canasta de la pobreza. Nada tenían que hacer ahí estos personajes que representan intereses totalmente opuestos al sentir mayoritario que desbordó la ciudad.

El pacto, desde abajo
Javier Sicilia ha insistido en que la "sociedad civil" llegue a un "pacto nacional" convocado por quienes encabezan al país y pide a los sicarios que vuelvan a su código de "honor". Cuando Sicilia dice que los partidos burgueses (PRI, PAN, PRD, etc.), los funcionarios e instituciones están corrompidos por el narco y que deben de largarse, hemos dicho que es correcta la apreciación en términos generales, pero que para ir al fondo del asunto, es decir, para que sea real, no basta con exigir que no hayan más "daños colaterales" como lo expresa, sino entender que la violencia es totalmente inherente al Estado y sus intereses. Hemos sostenido la necesidad de hacer una fuerte denuncia de las verdaderas causas del fortalecimiento de las filas del narco y el ejército, y que tiene su origen en la gran cantidad de personas desempleadas dentro del país, las pocas oportunidades que se les brinda a los jóvenes  y los tiempos difíciles por los que está pasando la clase trabajadora mexicana, entre otras muchas calamidades que significaría romper con los intereses del imperialismo estadounidense en nuestro país.

Sin embargo, el pacto que propone Sicilia es enormemente contradictorio. Por un lado, pretende pactar con los mismos partidos e instituciones que han llevado a esta terrible situación, con el gobierno hambreador y sus instituciones; y por otro lado, ¿cuál código de honor pueden tener los sicarios que entrarían en su pacto, muchos de ellos formados en las filas del ejército mexicano y las corporaciones policiacas? Grupos sanguinarios que azotan brutalmente al pueblo trabajador. ¿Qué tipo de pacto es el que se puede lograr desde estos frentes? Pero además, ese pacto soslaya una de las principales expresiones que retumbaron en la capital del país, el grito que une a la mayoría de los manifestantes: ¡fuera Calderón! Por eso Calderón le tomó la palabra al día siguiente, ya que en dicho pacto busca también acallar esas expresiones y buscar un escape por encima de las masas inconformes.

Desde el Grupo de Acción Revolucionaria decimos que si es posible llegar a otro pacto, uno desde abajo, que permita nuclear organizativamente a las masas por la defensa de la libertades democráticas y que rompa con la agenda de los que acompañan a Sicilia, la agenda capitalista y patronal, y alcanzar la independencia, pieza fundamental sin la cual no existirá ningún triunfo. Un pacto que encuentre forma en un gran encuentro nacional que discuta organizadamente una agenda y se dote de un programa de lucha para enfrentar los planes del gobierno, la militarización y la violencia. Para promover este encuentro, proponemos coordinaciones locales en escuelas, colonias, pueblos, centros de trabajo, que promuevan y discutan esta idea y se enlacen entre ellos buscando homogeneizar tareas y propuestas de un programa de lucha, así como acciones que permitan continuar en lo local y regional. Desde esa perspectiva es que llamamos a coordinarnos y a fortalecer esta lucha que ha dado pasos importantes.

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