Hola a todos: Les escribo para pedirles ayuda. Perdonen que siempre sea para eso, pero es que así se dan las cosas.
Les cuento, estoy dando clases en un proyecto de apoyo escolar para chicos en situación de riesgo de tres barrios de San Miguel. Había propuesto hacer un concurso literario, porque esas cosas siempre se quedan en el centro, no llegan a la periferia. Participaron de él casi 70 chicos. Las escuelas acompañaron, los maestros dispusieron sus clases, hasta los nenes con más problemas de aprendizaje escribieron un poquito, en conjunto y los adolescentes hicieron textos desde la oralidad...La idea del concurso era que vieran la escritura como un medio que todos podían utilizar, que hicieran consciente el hecho de que todos tenemos algo para decir y que tenemos la necesidad de expresarlo. Con respecto a los criterios de selección de obras, eran totalmente desjerarquizados, se buscaba premiar a todos y se dijo que todos los chicos tendrían premios.
La secretaría de desarrollo social, de la que depende el proyecto, prometió libros, el viernes cuando voy a ver los libros q supuestamente se había conseguido, me encuentro con los manuales escolares viejos q la biblioteca municipal se había querido sacar de encima, y me encontré conque con el concurso literario igual se hará a hacer un acto pero no importaba que los chicos tuvieran o no su premio.
Si alguien puede ayudarme a conseguir donaciones de libros, sabe de alguna institución que done y demás, que puedan ser un regalo para los chicos se los agradezco, estaban muy ilusionados. Quisiera que sea premiado sue esfuerzo por fuera de cualquier oficialidad. Junto con un orientador educacional de una de las escuelas de las zonas propusimos cinco menciones que apuntaban a reconocer las obras sin dejar por fuera a nadie: mención al esfuerzo, a la originalidad, a la alegría, a la profundidad de la mirada, al trabajo colectivo.
Lo q ví es q cuando se les lee o se los incentiva a leer o cuando se les propone q escriban, quizás primero nos encontramos con todo eso que dicen "los chicos no leen...", pero eso más bien es una pose si reciben estímulos.
Desde ya, muchas gracias.
Disculpen las molestias.
Melina
Les mando tres de los cuentos que escribieron los chicos.
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Los chicos ricos
Habria una ves tres hermanos que paresia ricos, pero que era, pobres, eran millonarios, pero sen gastaro toda las plata que les dejaro los abuelos en un maletin, y despues los poco que les quedaba se lo gastaron en terminar la casa. Y despues esl hermano se a fue a fijar al maletin para saber si le quedaba para la sena de la noche y como vio que no avia más nada fue a consegir tabajo en el labadero de auto. Le pagaban muy poco, le pagaban 23 pesos por dia, por eso no le alcansaba para nada. Aunque fue haorando de a pocon, la hermana de medion fue a cartoniar, la hermana mas chiquita denutrida, la hermana más chiquita en tonses fue al medico al ospital de san migel. De apoco se fue curando. Co lo que gunto el hemano mayor, compro todo lo que se necesitava en la casa. La hermana pasaron unos meses y se hizo modelo. Ridardo fort en su auto y la vio y llamo a tineli para que le diera trabajo. Todos contento fueron rico.
Los chicos
De Mitre
Daiana-Tomas
Iara-Nati-Emily-Pablo-
Candela-Julieta
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El viaje de Chencho
Había una vez un elefante que se llamaba Chencho, ques e fue a visitar Venus y se encontró con tres extraterrestres que eran amigables con él, se hicieron amigos todos ellos y ya eran cuatro amigos, entonces, Chencho se quedó a vivir con los extraterrestres de Venus. Chencho no sabía que donde él vivía la mamá lo estaba buscando, lo buscó por todas partes y no lo enonctró por ningún lado de la casa. Ella decía: ¡Chencho¡ ¡Chencho¡ ¿Dónde estás? Pero el elefante Chencho no la podía escuchar desde Venus. La mamá de Chencho se quedó preocupada por su hijo, que no sabía donde estaba y ella dijo: capaz fue a visitar a algún amigo y no me avisó o yo no lo ví que salió de la casa, ella se fue a baldear el patio, después se acostó porque ya era de noche y tenía sueño, y se preguntó: ¿Cuándo va a volver mi hijo? Y escuchó que se abría el portón y dijo: ¡Hijo¡ Y entró, ella no se levantó esperó a que fuera con ella, y cuando fue con ella no era su hijo Chencho, era el papá de Chencho, y le dijo:¿Qué te pasa? Y ella le dijo: nuestro hijo se fue y no volvió más, y el dijo: no te preocupes, ya va a volver, te lo prometo, te lo juro. Allá en Venus hicieron una fiesta por el nuevo amigo que fue, y Chencho no volvió a su casa por dos días y un día se acordó de su mamá y dijo: me debe estar extrañando mucho y mi papá ya habrá vuelto del trabajo, y estarán preocupados por mí, mejor vuelvo a casa, y se fue, pero les avisó a sus amigos que se iba a ir, y se fue, llegó y los papás se pusieron felices porque había vuelto y Chencho se quedó en su casa y a veces iban a visitar a los amigos, para saludarlos, por ahí le daban regalos y se quedaban a jugar, después volvían a casa, y un día fueron y el elefante Chencho se quedó dormido en Venus, entonces se quedaron solo por esa noche, pero al otro día volvieron a su casa y ahí se quedó no se fue más allá a Venus.
Luciana De Oliveira
8 añosEscuela 18- Barrio Trujuí
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Canibalismo
Una noche de lluvia y sobre todo de mucho frío, tuve un sueño. Soñé que era parte de una tribu de caníbales que se dedicaban a matar y a comer inmigrantes que andaban de paseo por la ciudad. Yo era el líder, el rey de los demás. Todas mis órdenes se cumplían. Pero una tarde, todo cambió. Sentía como un latido muy fuerte en el corazón. Algo que no podía explicar. Como un presentimeinto que tenía en la cabeza. Pero todo mi entorno estaba igual, las jaulas de los prisioneros, la carnicería, mi reino estaba igual. Entonces dejé de lado esa tonta sensación.
Eran las cinco de la tarde, horario en que comenzábamos con nuestro rito de canibalismo, es decir a alimentarnos.
-Todo está listo señor-me dijo uno de mis siervos.
-Está bien-le dije-Preparan al prisionero y traigan mi daga.
Entonces, luego de un rato, se acercan dos de mis escalvos con un hombre. Por su aspecto tenía alrededor de 25, 30 años y su forma de vestir me mostraba la pobreza que llevaba.
-Tráiganmelo-dije.
Tomé mi daga. Pusieron de rodillas junto a mí al prisionero. Luego estos dos guardias se fueron junto a la multitud. Todos estaban esperando a que lo degüelle. Pero cuando levanta la vista me dí cuenta de que esta persona tenía el mismo carácter físico que yo. Era yo en otra persona. Ambos sentimos asombro. Nos quedamos un par de minutos mirándonos hasta que la voz de uno de la multitud gritó:
-Mátalo.
Todos empezaron a enfureserse. Parecía que nos e alimentaban por años.
-No lo haré-dije. Este hombre no morirá.
Por primera vez sentí vergüenza y arrepentimiento por lo que hice durante años y por lo que estaba a punto de hacer.
Por suerte, desde esa noche, no volví a soñar nunca más con esa terrible pesadilla.
Franco David Gomez17 años-
Escuela Juana Manso
Barrio Don Alfonso
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